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La lupa de la Casa

La casa de Santos Lugares, donde Ernesto Sábato vivió junto a su mujer Matilde, es un espacio abierto que resguarda y promueve el legado del escritor

 

La Casa de Ernesto Sábato un espacio abierto a la comunidad que resguarda y promueve el legado del escritor. Desde 1945 Sábato vivió allí junto a su mujer de toda la vida, Matilde. Permaneció hasta su muerte, el 30 de abril de 2011

 

Melancolía. Gran lucidez para entender el derrotero humano. Humildad desbordante de ser uno más entre los otros. Un pesimista realista. Un meditabundo con alta capacidad de clasificar sus pensamientos. Quien no se quedó en el decir, sino que más bien se comprometió con el hacer. Un raro cerrador de puertas, para abrir ventanas. Un pensador intrincado, laborioso, de detalles y precisiones. Ensimismado… y, de pronto, la explosión cotidiana. El gozador de su casa y su gente. La modestia y la habitualidad. El punto de apoyo y el trampolín. Todo esto es uno de los más grandes escritores argentinos de todos los tiempos. Eso es don Ernesto, y su casa lo refleja.

Su lugar en el mundo está aun en Santos Lugares. Para darlo a conocer es que surgió «La Lupa de la casa», una muestra itinerante de fotografías de Flavia Tomaello, realizadas a pedido de Mario Sábato, hijo del escritor. La lupa tiene la capacidad de agrandar el detalle o centrar la mirada. Deja descubrir lo no visto. Apreciar con holgura y silencio. Asomarse al pasado viendo el presente. En ella hay acercar y alejar. Hay historias en lo que se muestra y hay sugerencia. Hay formas propias y únicas. Hay series de posibilidades nunca repetibles. El espacio vive con quien lo habita. Sus recorridos, sus sonidos, su reacomodar obsesivo, sus miradas… Objetos que se unen de cierto modo en el hacer cotidiano.

«La vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados», Ernesto Sábato.

Dice Mario Sábato, hijo de Ernesto y Matilde: «sobre todas las cosas, ella fue la compañera de vida de mi padre.  Y mucho más que eso, fue su inspiración, su cariñosa pero implacable correctora, la que siempre lo animó, lo despertaba de sus depresiones. También, la que “rescató de las llamas” muchas de sus páginas, incluyendo todas las de “Sobre héroes y tumbas. El único incendio que yo pude ver, con sus poderosas llamas que envolvían la casa, me pareció eterno. Duró más de setenta años, y tal vez haya comenzado a atenuarse cuando mi padre dejó de ser el que era y comenzó a irse. La casa, como ya lo dije muchas veces, en mi corazón se llama la Casa de Matilde y Ernesto Sabato.

Cuando la recuperamos como era volvió a tener la alegría que le infundía mi madre, la creatividad que ella alimentaba en mi padre y en quienes la frecuentaban, poetas, escritores, músicos, artistas consagrados y otros que luego lo fueron».

 

+ info: Visitas los sábados de 13 a 19 hs.
Ernesto Sábato (ex Saverio Langeri 3135), Santos Lugares, Prov. de Buenos Aires. 
facebook.com/Casadesabato