Comer y Beber

El decálogo de las parrillas de Buenos Aires

Parrillas argentinas

La Cabrera se consagró como la mejor parrilla de la ciudad. Elegida entre 55 candidatas participantes.  Tal como ocurriera previamente con las hamburguesas, las milanesas y los cafés notables, el asado también tuvo su ranking

Gastón Riveira chef de La Cabrera. Inauguró el restaurante en el 2001. Fue el inicio de un emprendimiento que lo llevó a consagrarse a nivel mundial

El Gobierno de la Ciudad, con la fuerte intención de promover la actividad comercial en el rubro gastronómico, ha organizado diferentes competencias culinarias para detectar las preferencias de los consumidores de Buenos Aires.

Los concursos que se han realizado se enmarcan en el programa BA Capital Gastronómica, que depende de la Vicejefatura de Gobierno porteña. Según datos revelados por esa dependencia, un 76,2% de los vecinos creé que el asado es la comida que mejor representa la cocina argentina, mientras que el 72% de los encuestados aseguró que frecuenta salidas a comer afuera. De ellos, el 23, elige una parrilla al hacerlo. De modo que tales reductos no podían estar ausentes en esta disputa.
Considerando las tres ediciones anteriores se contó con la participación de 600.000 personas. Los locales candidatos fueron 55 y se comprometieron a brindar beneficios para sumarse a la convocatoria,  desde un descuento del 10 % en la adición durante el concurso hasta un 20 % por dos jornadas.

Las 10 mejores

 

Debate en torno al punto de cocción, al modo en que se asa, a si leña o brasa, a cortes con o sin hueso, al asador o con la propuesta plana tradicional sobre bandas de hierro, lo cierto es que la ciudad presenta locales con propuestas para apaciguar el fanatismo de todos los paladares. Aquí un decálogo esencial.

La Cabrera

Para 17.526 vecinos de la ciudad resultó la mejor parrilla de Buenos Aires en el flamante concurso.
Gastón Riveira, su chef, inauguró el restaurante en el 2001. Fue el inicio de un emprendimiento que lo llevó a consagrarse a nivel mundial.
Allí intentan darle una mirada aggiornada al asado clásico y proponen entradas originales como la provoleta con jamón crudo y pesto de albahaca. Son claves sus propuestas de achuras: chorizo, morcilla, mollejas crocantes, riñoncitos con manteca de provenzal y chinchulines trenzados. Sus cortes de carne son de novillo de Angus Argentino, también de Wagyu Argentino y hasta chuletones de ojo de bife con hueso de 15 días de maduración.
Además ha sido elegido uno de los 50 mejores restaurantes de Latinoamérica según la guía “50 Best Restaurants”.  Se destaca por la elección de carnes de primera calidad y por la atención especial que nos invita a volver una y otra vez.

Siga la Vaca

Se ha hecho popular en varios reductos de la ciudad. Su local emblemático de Puerto Madero, con vistas al área más moderna de la ciudad invita a probar la más auténtica propuesta tradicional, aunque modernizada bajo la idea de propuesta de tenedor libre, aplicado a sus deliciosos cortes de selección, aunada a una excelente y delicada carta de vinos.

Don Julio

Es un clásico al que se vuelve sin cansarse. Los sabores se paladean en Palermo desde mucho antes de que el barrio se volviera un polo gastronómico. Con una configuración que recuerda a los clásicos bodegones porteños, invita a sentarse en el salón o al aire libre, sobre la vereda. Es un restaurante que invita al encuentro. Combina sabiamente calidad de productos y excelente maridaje de vinos. En cuanto a los sabores de la casa, la carta sugiere la provoleta de queso de cabra; el ojo de bife; el bife de chorizo; el de cuadril; o el churrasquito de cerdo.

La Rana

Los barrios han construido a sus propios ganadores. Así es que este restaurante es bandera en una esquina bien angulosa del barrio de Villa Urquiza. El salón interior -de dos niveles- balconea a la calle casi en todo su perímetro; en tanto la oportunidad de saborear en la vereda es otro de los atractivos.
La convirtieron en una de las favoritas la provoleta con tomates secos y pesto suave; el pechito de cerdo; el lechón; el asado de tira; el matambrito a la pizza; la bondiola de cerdo; el bife de chorizo… y para acompañar la ensalada Italiana: rúcula, radicheta, berro, albahaca, tomates secos, aceitunas negras, bocconcinos, con vinagreta La Rana.

El boliche de Nico

Compitiendo por el favor del barrio, también en Villa Urquiza aparece un reducto con quince años de existencia. Con una clara impronta familiar. Es sencillo, pero glorioso en el sabor y la abundancia. Propone platos especiales pensados para cada día de la semana y mesas largas, con muchos comensales para bandejas rebozantes de piezas. El costillar es un must.

Estilo campo

Es una parrilla de tono posmoderno, con una ubicación ideal para su propuesta. Liderando Puerto Madero, con elegancia y decoración que conjuga perfectamente con el entorno de los rascacielos del barrio más joven de la ciudad, se aleja en parte del concepto arquitectónico esperable para las parrillas típicas de la ciudad. Más allá de su propuesta de vanguardia, salen de su cocina aromas y sabores imperdibles: asado, vacío, chivito, cochinillo, lechón y cordero, así como exquisitas mollejas, riñones y chinchulines. Una alternativa para acompañar que merece el intento son sus vegetales grillados.

Cooperativa Los chanchitos

Un clásico histórico donde se va una vez, y se vuelve siempre. Mantiene su estilo de restaurante de barrio frente a Parque Centenario con los manteles bicolores y la cubertería de madera y acero. Es una de las mejores expresiones del bodegón porteño. Las carnes son un lujo inimaginable y llegan siempre en porciones para compartir. Un dato para no perder: las brochettas de cerdo. Por si alguien se queda con las ganas, aún queda la oportunidad de probar el lechón a las brasas en una de las mejores versiones de la ciudad.

A raja cincha

Con dos locales en el barrio de Villa del Parque se ha convertidos en un clásico de los domingos, con un claro tinte bien criollo en su ambientación que se luce hasta en el cincel del fliete porteño de su logo. Su provoleta al roquefort es una exquisitez poco difundida. Tanto achuras como piezas de carne salen asadas en su punto y en porciones generosas. La clave: acompañar los cortes con sus papas fritas «a la raja cincha»: cuatro quesos, panceta y cebolla de verdeo.

Los cabritos

En el barrio de Mataderos, otro clásico que se presenta como tal desde su marquesina de neón y sus faroles proteños de la entrada. Autodenominado como «asador» antes que restaurante, se revela así como un ambiente tradicional con cocina clásica de parrilla abundante para gozar en familia. Los habitúes saben que todos los recomendados son para compartir. Sorprende su carta bilingüe y el trabajo de asadores profesionales especialmente entrenados. Para probar: sin dudas el bife de chorizo Los Cabritos, con bife de chorizo mariposa, morron asado, panceta y papas fritas.

Buen provecho!