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Villa Elisa, ciudad jardín

El complejo termal no es el único atractivo de esta ciudad. Combina a la perfección beneficios del turismo saludable y autóctono

Los caminos de la vida pueden llevarte hacia lugares inesperados y conectarte con personas y experiencias enriquecedoras. Transitarlos y dejarte sorprender es una gran elección.

Hace poco viajamos Villa Elisa para participar de la inauguración de un moderno espacio creado dentro del Complejo Termal. La invitación llegó a Revista Huéspedes de la mano de sus autoridades. Pudimos disfrutar de ese paraíso terrenal y beneficiarnos con todas sus actividades.

Pero su valor emerge más allá de sus aguas caldas. Es una de las ciudades entrerrianas que ha sabido potenciar el turismo rural con el saludable. Y aunque tengan mucho por mejorar, la calidez de su gente y de sus historias hace que la cuenta no quede pendiente.

 

La ciudad que florece

Entre tanta premura que rodea a los porteños, la tranquilidad de este pueblo funciona como un exilir encantador. No hay colectivos ni cortes de calle ni transito lento ni rebeldía peatonal.

Supo conectarse con otras ciudades a través de un tren que hoy tiene fines turísticos solamente. Un paseo en sus viejos vagones conduce la aventura por la campiña entrerriana hasta el Palacio San José, en la localidad vecina.

Sobre la Avenida Urquiza, principal arteria de la ciudad, un boulevar asoma ornamentado con frondosos árboles y flores. Una blanca iglesia  custodia la plaza principal, escenario de ferias y actividades donde la gente comparte tiempo, mate e historias.

Al ingresar a la ciudad, una estatua gigante recibe a los turistas con las manos extendidas. Es el Monumento al Sembrador que homenajea a los primeros inmigrantes que anclaron en esas tierras con esperanzas y deseos de verla florecer.

Almacén Francou, pasión campestre

En un descanso sabatino, gentileza de la Secretaría de Turismo de Villa Elisa, recorrimos los tesoros del pueblo rural. Con el mate como aliado, iniciamos viaje.

La primera posta fue a 12 km del complejo termal. El letrero de entrada delata nuestra llegada a Almacén Francou, una tienda de ramos generales con 110 años de historia.

Nació como  emprendimiento de tres socios en el mismo lugar que hoy los cobija, el antiguo camino real que conectaba las ciudades de Colón y Villaguay. No fue difícil adivinar cuanto esfuerzo y cariño amarran sus dueños a diario en ese lugar. Las bienvenidas suelen estar acompañadas de mates y diáfanas sonrisas.

Almacén Francou huele a tiempo, a historias voluntariosas. Hace siete años nacieron de nuevo cuando les propusieron integrarlo a la promesa turística de la ciudad, para que los visitantes se lleven las impresiones genuinas y autóctonas. Lo lograron. Pudieron ensamblar, sin invadir, a los lugareños con los turistas. La experiencia le sirvió todos y los conviritó en algo más que un almacén de campo.

Darse una vuelta por el lugar es tentarse con los productos artesanales que ofrecen elaborados por los campesinos locales. Es animarse a la charla con los parroquianos frecuentes hasta tentarse al desafío de cerveza, truco y picada (y volver por la revancha). Es apreciar una suerte de museo al que llegan todo tipo de objetos que la gente lleva para que conserven su valor. Es emocionarse con la reconstrucción de su historia a través de las fotos que una amable Olga  -dueña y protectora del lugar – relata en una visita que va desde el salón principal hasta el sótano. Y en cada paso uno descubre por qué el tiempo y su tenacidad mantienen este lugar con vida hace 110 años.

El Porvenir

Muy cerca del centro de la ciudad, se alza una estancia que funciona como museo y que guarda las costumbres del pueblo desde sus nacientes.

Contrariamente a lo que solemos hacer en cualquier viaje, uno suele acercarse los días de lluvia a los sitios donde se guardan objetos con historia. Pues bien, sepan que estamos cometiendo un gran error y que, a veces, juzgamos sin conocer.

El Porvenir”  fue la residencia del  fundador de Villa Elisa, Don Héctor De Elia. Un parque hermoso, un molino, un aljibe y el cielo azul siempre bien predispuesto nos dieron la bienvenida.

Declarada como  Monumento Histórico, el Municipio la sumó a su patrimonio con la finalidad de rescatar la historia desde donde se pensó y diagramó la ciudad a fines del siglo XIX.

Aún se conservan el mobiliario antiguo de la estancia, jarrones, vajillas y utensilios del uso cotidiano, la vestimenta y accesorios con los que las damas adornaban sus encantos, maquinarias del trabajo rural, autos antiguos,  elementos de la vida religiosa y escolar de aquellos años, una radio y hasta un telégrafo. Objetos que reconstruyen la historia de vida campestre lugareña y el avance del tiempo en la sociedad.

El esfuerzo por mantener vibrante esa historia y hacerla atractiva para los visitantes es constante. Y aunque tienen una ardua tarea, si uno vuelve y los elije, será una gran recompensa.

+info www.villaelisa.tur.ar